viernes, 29 de mayo de 2009

Por toda la eternida






La noche había caído, el viento soplaba fuerte golpeando las ventanas parecía lanzar una advertencia a todos aquellos que se atrevieran a aventurarse a abandonar sus camas y dirigirse a la inmensa oscuridad de la noche, aquella oscuridad que lo cubría todo.

El reloj no acababa de dar la medianoche cuando ella despertó, se sentía observada pero por más que recorriera la habitación en penumbra no lograba ver nada. Hasta que lo vio allí en el alfeizar de la ventana envuelto en la luz de la luna parecía un Ángel Caído.

Sabía que debería haber gritado, haber advertido a alguien de su presencia pero no lo hizo parecía que el tiempo se hubiera detenido en el momento en que sus miradas se cruzaron, en el momento en que aquellos ojos grises se clavaron en los de ella, parecía que la llamaban, que la invitaban a acercarse, todo su ser lo ansiaba y todo tan solo por una mirada.

No se dio cuenta en que momento se había puesto de pie y caminado hasta él y abierto la ventana. Pero ahí estaba ella frente a él, frente a su Ángel Caído que la observaba de una manera que hacia a su piel arder.
Él solo la observaba, sin hablar, sin moverse parecía esperar algo ¿Pero que?, ¿Qué podía estar él esperando?

Su mente pareció llenarse de interrogantes que sabia que no iba a contestar pero aun así se escucho preguntar - ¿Quién eres? – como ya sabia él no contesto sus preguntas pero si la sorprendió diciendo – Déjame entrar - .
Ella no lo dudo ni un solo momento y lo dejo entrar, en el momento en que el dio un paso en el interior de la habitación una pequeña lámpara se encendió para que ella pudiera observar el rostro de su Ángel Caído aquel rostro que cambiaria su vida para siempre, su piel era muy blanca, su rostro anguloso no era un hombre hermoso pero si irradiaba un atractivo no terrenal, tenia unos labios llenos de un color intenso y sus ojos, esos ojos grises y fríos que irónicamente parecían quemarla, su cabello era tan negro como las alas de un cuervo que caía como un manto hasta mas allá de sus hombros dándole esa apariencia de ser el pecado convertido en carne de pronto se dio cuenta que ella una joven se encontraba sola en una habitación con la encarnación del pecado llevando solo un camisón y su cabello color del fuego suelto cual caía hasta su cadera dándole el aspecto de un manto de fuego que envolvía su pequeña imagen.

Pero aun así no pudo hacer nada solo preguntar otra vez -¿Quién eres? – y el solo se limito a decir - No importa quien soy sino que busco – en ese instante se dio cuenta que aquel ser poseía una voz hipnótica, una voz que prometía los mas intensos placeres incluso a ella una joven inocente que no conocía los pecados de la carne como su madre acostumbraba a decir.

Aun así se escucho preguntar -¿Qué es aquello que buscas que te ha traído a mí? – el de pronto sonrió y contesto –Aquello que busco eres tú – en el momento en que escucho sus palabras salir de su boca sus piernas temblaron un calor liquido la recorrió entera hasta situarse en el centro de su ser y el solo volvió a sonreír.

Ella se sentía arder pero aun así se escucho preguntar -¿Por qué a Mí? – Y él contesto -¿Por qué solo tú puedes darme lo que tanto ansió? –

Si no hubiera sido por sus brazos que la envolvían se habría caído pero no fue así ya que ahí estaba él sosteniéndola, no supo como pudo moverse tan rápido pero no le importo en aquel momento lo único que deseaba era poder fundirse con él, quería sentir sus manos, sus labios, su cuerpo nesecitaba saber que era aquello que su voz prometía quería conocer el placer de poder ser solo uno aquel sentimiento desconocido que la recorría su cuerpo ansiaba algo pero que no lo sabia.

Pero él si lo sabia, sabia que era aquello que su cuerpo ansiaba y tenia en mente dárselo ya que sabia que posiblemente era lo único que podría dar a ese pequeño ángel que seria su salvación, aquella salvación que tanto ansiaba y que estaba a solo unos pasos de conseguir.

En aquel momento sus labios se cerraron sobre los de ella fue un beso suave, tierno su lengua recorrió los labios de ella incitándola abrirlos, sus manos la atraían a su cuerpo dejándola evidenciar la prueba de su deseo una de sus manos comenzó a ascender por su cuerpo hasta alcanzar uno de los pechos esto la hizo gemir permitiéndole así a él poder introducir su lengua en su boca y la acaricio con ella imitando la vieja danza que pronto sus cuerpos tambien bailarían.

El beso de pronto se volvió hambriento al igual que él.
No supo en que momento se habían movido pero de pronto se encontraban en la cama desnudos. Él la tenía prisionera bajo e peso de su cuerpo y el hechizo de sus labios, labios que la recorrían por completo, labios hambrientos que parecían querer devorarla. Ella sabia que aquello estaba mal, sabia que era pecado y que se consumiría en e fuego del infierno por ello, pero aún así sabia que no tenia la fuerza necesaria para detenerlo, que no podría decirle que no ya que ella ansiaba consumirse en el fuego ero en el fuego de la pasión que prometía su cuerpo. Y como él, ella tambien sabia que aquella noche podría ser la única.

Él volvió a mirarla con aquellos ojos mientras se acomodaba entre sus piernas, por un momento el hechizo se rompió y sintió miedo, miedo de lo que vendría sabia por lo que hablaban las empleadas que la primera vez seria doloroso. Él pareció leer su mente ya que la beso de tal manera que todos sus miedos desaparecieron y solo quedo él, su cuerpo y lo que la hacia sentir, en ese momento el la penetro, se enterró tan profundamente en ella como su cuerpo se lo permitió, un grito de dolor salio desde su garganta cuando él traspaso la barrera de su inocencia, grito que quedo silenciado por sus besos, por un momento él no se movió en su interior mirando las profundidades de aquellos ojos violetas oscurecidos por la pasión y por primera vez en su vida se odio, odio su naturaleza, odio la nesecidad de tener que acabar con la vida de una inocente para poder ser libre pero ya no había marcha atrás en el momento que los ojos se posaron en ella la sentencio a morir o a vivir convertida en lo que era él pero, él sabia que al hacer eso aquella criatura tan llena de vida y amor por esta lo odiaría. Ella comenzó a moverse bajo el cuerpo de él esto lo hizo volver a la realidad y en ese momento se dio cuenta que no podría concebir su vida inmortal sin ella, su pequeño ángel y en ese momento lo decidió. Se retiro solo un momento de su cuerpo para volver a enterrarse tan profundamente como pudo, el tiempo pareció detenerse para ellos, ninguno supo cuanto tiempo hicieron el amor.

El la sintió tensarse debajo de él, sintió la fuerza de su liberación y la escucho susurrar - Mi Ángel Caído – antes de caer dormida por el cansancio, él se retiro de su interior para rodar a un lado y envolverla con sus brazos para susurrar – Lucían, mi nombre es Lucían - .






Él siguió volviendo noche tras noche durante 2 años, hasta el cumpleaños numero 20 de ella, aquella noche y por primera vez el la hizo completamente suya, suya para siempre por lo que durara la eternidad…

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